dimecres, 11 de novembre del 2009

Jorge Manrique

Jorge Manrique
• Vida
Nació en Paredes de Nava (Palencia) en 1440 y murió en 1479, cuando asaltaba con sus tropas el castillo de Garci-Muñoz.
Fue hijo de D. Rodrigo Manrique, Conde de Paredes y Maestre de Santiago. Participó activamente en las luchas políticas de su época luchando en numerosas batallas. Jorge Manrique fue un gran poeta y un buen soldado. Estas dos aficiones lo identifican con el ideal de caballero de la época.
• Coplas a la muerte de su padre
Son cuarenta coplas de pie quebrado que componen una elegía o canto funeral escrito con motivo de la muerte de su padre. En las veinticuatro primeras estrofas, el poeta reflexiona sobre la brevedad de la existencia humana y en las dieciséis últimas elogia la figura de su padre.
En cuanto al lenguaje, llama la atención la capacidad del poeta para utilizar con tanta precisión, sinceridad y espontaneidad las palabras que expresan sus pensamientos, sentimientos y emociones.
Cada copla de pie quebrado o manriqueña se compone de dos sextillas -doce versos en total-, con rima independiente. En las sextillas, son octosílabos los versos 1, 2, 4 y 5; y tetrasílabos los versos 3 y 6. Riman de la siguiente manera: a-b-c-a-b-c-d-e-f-d-e-f.

Recuerde el alma dormida
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte,
tan callando;
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor. 8a
8b
4c
8a
8b
4c
8d
8e
4f
8d
8e
4f



Tema central: Como se pasa la vida
Como se viene la muerte

La función del imperativo: Insistir en la necesidad de reflexionar sobre la vida.
No se repite.


La idea de la copla es la reflexión sobre la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte.

Anáfora



Ved de cuán poco valor


Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos;
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

Damos demasiada importancia en la vida a cosas que en el fondo son superficiales.

Anáfora



Decidme: la hermosura


Decidme: la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
el color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.


El tema general es otra vez la fugacidad. Esta vez de la hermosura física y la juventud.

Es otra vez un imperativo que ya salió en la copla uno (I).

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